Al-Ghadir: el manantial del chiísmo

El 18 de Dhu-l Hijja, los musulmanes chiítas de todo el mundo conmemoraron el Eid al-Ghadir, el día en que el Imam Alí ibn Abi Talib ㅡel primer imam chiítaㅡ fue abiertamente declarado por el Profeta Muhammad como su maula (o sucesor, de acuerdo con la visión chiíta) frente a miles de sus compañeros, según registran las fuentes. Este importante evento ha moldeado la conciencia de las comunidades chiítas y ha tenido impacto en los debates sobre el liderazgo y la autoridad dentro del mundo islámico por cerca de 1,400 años.

Por: Mohammad Sagha

Traductor: Víctor Solano Urrutia. For the original English article, see here.

Este artículo explora algunos aspectos referentes a cómo el evento de Ghadir Jumm ha dado forma política, espiritual e intelectualmente a ciertas discusiones dentro del islam y del chiísmo. También propone futuras líneas de investigación que exploran de qué manera Ghadir Jumm y los debates sobre el liderazgo en el islam moldean la sociedad y la política contemporánea.

¿Qué es al-Ghadir?

Probablemente, la mayoría de personas que cruzan por la locación de Ghadir Jumm, en la península arábiga, no pensarían nada acerca de este simpático y hasta mundano lugar cuyo nombre se deriva del pozo o fuente de «Jumm». Pero a pesar de estas aparentemente simples características geográficas, Ghadir Jumm es la locación de uno de los episodios fundacionales más importantes de la historia islámica, especialmente en la conciencia política de los musulmanes chiítas [i]. En la antigua Arabia tardía, Ghadir Jumm era un punto estratégico situado entre Meca y Medina, en donde los peregrinos se encontraban y descansaban antes de tomar diferentes rutas a casa. Fue aquí donde el Profeta Muhammad pronunció un famoso discurso que presenciaron miles de musulmanes durante la conocida «peregrinación de despedida» (Hayyat al-Wada’), poco antes de su muerte. Entre las declaraciones del discurso, se destaca que el Profeta dijo: «Para quien yo sea considerado su maula, que Alí sea su maula».

«Para quien yo sea considerado su maula, que Alí sea su maula».

El Profeta hace referencia a Alí ibn Abi Talib, su primo, yerno y representante. Los chiítas creen que Alí fue el heredero del mensaje profético más espiritual, moral y políticamente calificado que debió haber guiado a la comunidad islámica tras la muerte del Profeta, en oposición a los tres primeros califas (partiendo por Abu Bakr) aceptados por los musulmanes sunitas. Maula es un término notablemente multivalente «con el básico significado de ‘estar cerca de, o conectado con alguien o algo’» y puede ser usado para significar «depositario, ayudante, patrón» y muchas otras palabras que indican un grado de «cercanía» [ii]. En el Corán, Allah establece: «Dios es el maula de quienes son creyentes y los que no creen no tienen quien sea su maula» (47:11). Mientras que el suceso histórico de al-Ghadir ha sido indiscutible para la mayoría de los musulmanes a través del tiempo, frente a la interpretación de las palabras dichas por el Profeta Muhammad, sunitas, chiítas, sufíes y otras denominaciones han mantenido diferencias de opinión. Mientras que para los sunitas «maula» es, de hecho, un término reverencial y de respeto que el Profeta usaba con Alí, para los chiítas el evento de Ghadir es una clara evidencia del elevado estatus de Alí ibn Abi Talib como verdadero sucesor del Profeta, no sólo en términos «políticos» o administrativos, sino también esotéricos y cosmológicos.

En tanto sucesor del Profeta, Alí fue catalogado como «Imam» y su sucesión marcó la finalización del ciclo de la profecía y el comienzo del círculo exotérico del imamato que se considera vigente hasta el día de hoy. Imam Alí no solo fue el heredero de todos los aspectos del mensaje profético a excepción de la revelación, la cual cesó con el Profeta Muhammad como «sello de los profetas» y la última revelación comprendida por el Corán [iii]; también fue la última fuente esotérica de la interpretación, la comprensión y la práctica del propio Corán. De acuerdo con un amplio número de fuentes interconfesionales, el importante versículo coránico: «¡Oh, Mensajero! ¡Transmite lo que ha descendido a ti procedente de tu Señor! Y, si no lo haces, será como si no hubieses transmitido nada de Su mensaje» (5:67) fue revelado al Profeta Muhammad antes de su discurso en Ghadir Jumm, lo cual indica la importancia de identificar al Imam Alí como su maula. De manera notable, renombrados sabios sunnitas y comentaristas del Corán como Fakhr al-Din al-Razi y Yalal al-Din al-Suyuti confirman el contexto de la revelación de este versículo (5:67) en relación con el discurso del Profeta en Ghadir Jumm. Para los chiítas, es inconcebible que Dios ㅡy mucho menos el Profeta Muhammadㅡ no haya designado un sucesor y heredero del mensaje profético que empezó de forma exotérica con el Profeta Adán pero que refleja el secreto divino y el amor de la creación previa la existencia y el tiempo. La ausencia de tal gesto, como se interpreta del Corán, significaría para los chiítas que toda la misión del Profeta resultó en vano, dado que la misión de la cadena de profetas que inicia con Adán culmina con el polo cosmológico del imamato y el ímpetu divino iniciático e ininterrumpido de enviar líderes guiados por Dios para gobernar la sociedad y guiar a las personas hacia Dios.

Sin embargo, es importante anotar que en muchas fuentes sunitas el renombrado discurso del Profeta no incluye necesariamente el pasaje clave de «Para quien yo sea considerado su maula, que Alí sea [también] su maula», pero en su lugar incluye el mensaje de «zaqalaín». En este famoso hadiz, recopilado en fuentes sunitas como Sahih Muslim, el Profeta declaró: «Os dejo dos cosas de valor (zaqalaín): el libro de Allah (el Corán) y la Familia del Profeta (Ahl ul-Bayt)». Este hadiz es de gran importancia en tanto que hace equivalentes la palabra revelada de Dios y la descendencia del Profeta, la cual goza de primacía única entre los chiítas y apunta a los dos ciclos de la profecía (revelación exotérica) y del imamato (guía esotérica hacia el origen).

¿Por qué es importante al-Ghadir?

Es importante destacar que el término «maula» utilizado por el Profeta en Ghadir Jumm se relaciona con el término «wilaya» o «walaya», que forma el ethos fundacional y originario del pensamiento y la doctrina chiíta. El pensamiento político y la autoridad en el islam chiíta posa sobre este pilar fundamental que traduce aproximadamente «vicerregencia» o «soberanía». Esta noción atraviesa más de mil años de teoría y creencia chiítas desde la sucesión del Profeta Muhammad, si bien aplica también para los profetas que le precedieron. De acuerdo con la creencia chiíta, el islam es un concepto universal que no se restringe por el tiempo, el espacio o la identidad sectaria. Islam significa «sumisión [a Dios]», agrupando con ello a cada profeta divino desde Adán hasta Noé, Moisés y Jesús hasta Muhammad, cada uno considerado «musulmán» y habiente de un sucesor dado que Dios jamás dejaría sin ocupar la vacante del soberano terrenal.

Las creencias doctrinales más convencionales del chiísmo reconocen a cada uno de los profetas anteriormente mencionados como poseedores de walaya (en persa, vilayat)  y soberanos representantes de Dios. Por lo tanto, la vicerregencia y la suplencia componen una visión más amplia sobre el lugar del ser humano en el universo con respecto a Dios y la confianza que Dios puso en el ser humano para salvaguardar el universo. Se cree que esta vicerregencia es compartida de forma lineal desde el primer Profeta, Adán, hasta Muhammad y por los imames tras él. El Profeta Muhammad, por lo tanto, identificó al Imam Alí como su sucesor divinamente elegido y quien llevaría a cabo la misión sagrada de todos los profetas que le precedieron [iv].

Interpretaciones más esotéricas de la walaya que son compartidas por las corrientes místicas de diferentes denominaciones islámicas representadas por figuras como Ibn Arabi (d. 1240), enfatizan en el Amor Divino y en el aliento del Dios Misericordioso y anhelante por ser conocido, cuyo suspiro de amor creó el universo. Esta walaya se encuentra en el núcleo de la historia de la creación humana y en el propósito de la vida: conocer, adorar y amar al Creador, al Originador, tanto la fuente como el retorno del espíritu humano. Por lo tanto, en este punto de vista, la walaya del Imam Alí es un ímpetu divino de la creación misma que sobresale de cualquier perspectiva lineal del tiempo y de la progresión humana como se entiende en el pensamiento moderno. Es por ello que numerosos textos chiítas enfatizan que todos los profetas cuya existencia material procedió al Imam Alí, como Adán, Noé, Moisés, entre otros, conocían el rango y la vida de Alí y reconocían e invocaban su soberanía divina otorgada intrínsecamente.

Sociedad y política contemporáneas

El evento y el pensamiento expresados ​​en Ghadir Jumm no son de ninguna manera un suceso histórico marginal y olvidado, sino elementos pervivientes como factores relevantes en la visión del mundo y la política chiíta contemporánea. En esencia, Ghadir Jumm trata la cuestión de la soberanía y el papel de los líderes divinamente inspirados para guiar y administrar la sociedad, siendo el mejor y único sucesor del Profeta Muhammad el Imam Alí y los imames que le sucedieron. Esta comprensión produce el estatus único y la autoridad del liderazgo en el pensamiento chiíta como una institución confesional, social y política profundamente esclarecedora. Fue a raíz de la disputa por el liderazgo tras la muerte del profeta Muhammad que comenzó formalmente el movimiento chiíta. Etimológicamente, chiíta significa «seguidor» o «partidario», y es una abreviatura para «Shi’at Ali», es decir, seguidor del Imam Alí.

Shrine of Imam Ali, Najaf, Iraq

Dentro del espectro más amplio del pensamiento chiíta, hay serios debates sobre la posición del Imam, su composición cosmológica frente a la terrenal, y sobre la posibilidad de que exista una representación política o social legítima en nombre del Imam Oculto después de su ocultación mayor. Si bien la posición de las élites y de los académicos chiítas ha variado ampliamente a lo largo del tiempo con respecto a estas cuestiones, vale indicar la centralidad de estos debates en torno a la noción de la walaya en el pensamiento político chiíta y el grado, si lo hay, de la aceptación de la walaya o representatividad (niyabah) en nombre del Imam Oculto. La importancia de la cuestión del liderazgo como piedra angular del pensamiento, las instituciones y la política chiíta sigue impulsando gran parte de las preocupaciones y debates dentro del mundo chiíta contemporáneo. Por ejemplo, sobre el rol y autoridad del clero en lugares como Irak, donde el Gran Ayatolá Alí al-Sistani administra una vasta red de recursos y ejerce una voluntad política efectiva como parte de su autoridad representativa del doceavo imam.

Pero quizás el ejemplo más pertinente e importante de la prominencia de al-Ghadir y su interpretación de acuerdo con un segmento notable del chiísmo se halla en el Irán contemporáneo, donde encontramos una comprensión más completa de la teoría de Vilayat-i Faqih (del árabe para walaya/wilaya) como la ideología política dominante y el sistema estatal, según argumentó el ayatolá Ruhollah Jomeini. El ayatolá Jomeini mencionó en un discurso en conmemoración del Eid de Ghadir Jumm:

Ghadir ha llegado para que todo el mundo sepa que la política está relacionada con todo; en cada período debe haber un gobierno; debe haber política, pero solo para que a través de ella se puedan realizar las oraciones... Ghadir habla de instalar un gobierno, el [gobierno del Imam Alí] que pudo instalarse [por designación del Profeta Muhammad], de lo contrario no se pueden instalar estaciones espirituales... [v] El vilayat que se menciona en el hadiz (narración) de Ghadir tiene que ver con el gobierno, no con una estación espiritual... el asunto [de Ghadir] es un asunto de gobierno, es un asunto de la política [vi].

Bajo esta interpretación, como argumentan muchos miembros de la élite gobernante iraní y sus aliados académicos, solo porque el Imam actual esté oculto, o ausente, no significa que la soberanía de Dios en la tierra deje de ser administrada o que la sociedad deba estar privada de un representante de Dios y modelo a seguir. Se teoriza a este representante y guía como un Vali-ye Faqih, o jurista guardián, el cual se supone debe ser un erudito y jurista reconocido que actúa en nombre del Imam Oculto para administrar la sociedad.

Al interior del mundo chiíta, el debate no es sobre la legitimidad de la vilayat-i faqih (tutelaje del jurista), sino supone un problema de alcance y grado. De hecho, por unanimidad, los principales grandes ayatolás del mundo chiíta (dentro o fuera de Irán) creen en la vilayat-i faqih pero varían en el reconocimiento del grado o alcance de la autoridad del faqih (jurista). En otras palabras, los debates de vilayet-i faqih no solo incluyen la posición y autoridad del Líder Supremo de Irán, sino más bien el papel más amplio de las propias autoridades clericales ㅡestén o no involucradas en la política estatal modernaㅡ,  en el sentido en que los Grandes Ayatolás (marayi’) recaudan impuestos religiosos, dirigen las oraciones de los viernes o ejercen funciones políticas en alguna capacidad debido a su cargo como representantes del Imam Oculto y al concepto de vicerregencia y administración o supervisión del orden social.

«Al interior del mundo chiíta, el debate no es sobre la legitimidad de la vilayat-i faqih (tutelaje del jurista), sino supone un problema de alcance y grado. De hecho, por unanimidad, los principales grandes ayatolás del mundo chiíta (dentro o fuera de Irán) creen en la vilayat-i faqih pero varían en el reconocimiento del grado o alcance de la autoridad del faqih (jurista)».

Además de los desacuerdos con respecto a la extensión y el alcance de la representación del imam, también hay desacuerdos con respecto a la naturaleza de la walaya y su significado cosmológico. Como sostienen algunos estudiosos como Mohammad Alí Amir-Moezzi, el debate también se relaciona con el tratamiento lingüístico de la walaya en sí. En consecuencia, walaya (con una ‘a’) se refiere al espectro completo de soberanía cosmológica y divina que los imames poseían según la principal creencia chiíta, en oposición a una comprensión más limitada de wilaya (con una ‘i’) en la que se enfatiza la naturaleza mundana, no mística o no cosmológica de la wilaya [vii]. En un extremo del espectro, algunos sabios consideran que la walaya y la soberanía son exclusivas del Imam de la Época, que ahora es Muhammad ibn al-Hasan, descendiente de Alí ibn Abi Talib. Y si éste es representado, sus agentes gozan únicamente de una soberanía mundana delimitada.

Sin embargo, en el otro extremo del espectro, entre quienes creen en un papel más integral del tutelaje del jurista, muchos rechazan la noción de una diferenciación entre wilaya y walaya. Excepto por el rango inaccesible del Profeta y los Imames, esta concepción del Jurista Guardián administra la sociedad con la misma prerrogativa del imam en forma y función. Esta interpretación, aunque no es exclusiva de los partidarios del actual sistema político-religioso de Irán, constituye una base fundamental para el establecimiento del estado teocrático moderno en Irán bajo el liderazgo de un vicerregente de Dios. Detrás de los podios en los que los líderes de la oración de los viernes en Irán se dirigen a sus distritos electorales cada semana, a menudo se lee: «la vicerregencia (vilayat) del Jurista Guardián es la misma vicerregencia del Profeta Muhammad». Es importante señalar aquí que, en persa, la distinción entre wilaya y walaya colapsa ya que solo existe una pronunciación (vilayat), y esto dificulta el establecimiento de la diferenciación entre los dos conceptos.

Conclusión

Walaya, wilaya y la noción de vicerregencia y representación es una visión del mundo más amplia sobre el lugar del ser humano en el universo con respecto a Dios y la confianza que Dios ha puesto en el ser humano para salvaguardar el universo. El epítome y el arquetipo más alto de tal vicerregencia es el Imam Alí, el Hombre Perfecto, según el pensamiento chiíta predominante. La prueba exotérica y la declaración de este estatus y rol fueron revelados por el Profeta en su discurso en Ghadir Jumm, designando a Alí como su maula y sucesor. Esta comprensión estructura gran parte del pensamiento teológico, filosófico y místico chiíta hasta el día de hoy, y es de importancia crítica para los asuntos del liderazgo ㅡsea clerical o místicoㅡ que afectan la organización de las instituciones clericales, las órdenes sufíes e incluso los sistemas políticos modernos en ubicaciones geopolíticas cruciales del mundo como Irán, Irak y más allá.

Comprender las diferentes vertientes, la evolución histórica y las concepciones contemporáneas de la vicerregencia dentro del chiísmo resulta de gran importancia a medida que la prominencia política del chiísmo crece a diario en todo el Medio Oriente, en especial en lugares como Irak, Líbano y Yemen. La vicerregencia se ubica en el centro de la política en el chiísmo; sin embargo, en el discurso dominante, el término vilayat-i Faqih o «tutelaje del jurista» se trata como un término político controvertido, a menudo involucrado en un lenguaje polémico en referencia al sistema iraní de gobierno establecido por el ayatolá Jomeini en lugar de considerar el sistema teológico y filosófico más amplio al cual apunta el concepto. Investigaciones futuras pueden delinear mejor los diferentes alcances y extensión de las teorías de walaya/wilaya para determinar las áreas en las que hay más superposición y consenso o diferencias de opinión entre la comunidad académica y la élite política chiíta.

Las investigaciones futuras también pueden examinar cómo los debates sobre el alcance de dicha autoridad se comparan entre los períodos moderno y premoderno, ya que la construcción de la República Islámica de Irán en sí es un ejemplo moderno y una aplicación del concepto de vicerregencia históricamente arraigado en el chiísmo. Por último, otra ruta de investigación puede centrarse en la walaya en diferentes denominaciones chiítas y explorar cómo este concepto ha influenciado las ideas sobre la autoridad y el liderazgo en las comunidades ismailíes, alauitas y zaidíes, entre otras. Este trabajo comparativo puede arrojar luz sobre similitudes y diferencias que impulsen aún más el conocimiento sobre el campo.

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Mohammad Sagha es miembro asociado del Proyecto sobre Chiísmo y Asuntos Globales del Weatherhead Center para Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard. Es candidato a Doctor en Historia y Civilización Islámica de la Universidad de Chicago. También es Director del Grupo de Estudios Chiítas de la Universidad de Chicago, siendo facilitador del Simposio Anual de Estudios Chiítas de dicha universidad. Previamente fue miembro asociado y coordinador del Proyecto Irán del Centro Belfer para la Ciencia y los Asuntos Internacionales de la Harvard Kennedy School. Adicionalmente, es editor para SHARIAsource en el Programa de Estudios Legales Islámicos de la Harvard Law School. Mira el perfil completo de Mohammad Sagha en el sitio web del Project on Shi’ism and Global Affairs. Síguelo @mosagha.

Víctor Solano Urrutia es miembro del Centro de Estudios de Asia, África y Mundo Islámico de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá, Colombia). 

 

Leyendas

Figura 1. Arte islámico en miniatura que representa la investidura del Imam Alí por parte del Profeta Muhammad en Ghadir Jumm.

Figura 2. Estandarte que proclama la walaya del Imam Alí en el Santuario del Imam Alí en Nayaf, Irak.

Notas

[i] Si bien el espectro interno del chiísmo es bastante amplio e incluye varias ramas, entre ellas ismailíes, nusayri-alauitas, zaidíes y otros, este artículo se centra en el chiísmo duodecimano, la rama mayoritaria en el mundo islámico contemporáneo.

[ii] Enciclopedia del Islam II, «Mawlā».

[iii] El título de «Sello de los Profetas» (Khatim al-Nabiyyin) se encuentra en el Corán como referencia al Profeta Muhammad (33:40) y los comentaristas lo han interpretado generalmente en el sentido de que el Profeta Muhammad fue el último de los Profetas en recibir un texto sagrado (el Corán).

[iv] Alí se casó con la hija del Profeta, Fátima, y se considera al linaje de once descendientes de este matrimonio como los legítimos líderes y herederos del Profeta según los chiítas duodecimanos. El onceavo descendiente de Alí y doceavo descendiente del Profeta, Muhammad ibn al-Hasan, se ocultó en el año 874 dC / 260 H y los chiítas esperan su regreso, junto con Jesús, en los últimos tiempos, cuando se establecerá un gobierno justo y una sociedad ideal.

[v] Jomeini se refiere aquí a debates más amplios dentro del Islam con respecto al término «maula», sobre si el Profeta usó el término en su discurso en Ghadir Jumm para designar a Alí como su sucesor a seguir y obedecer, o si el Profeta solo pretendía exhortar el elevado estatus espiritual de Alí frente a la comunidad musulmana sin añadir ninguna connotación política explícita.

[vi] Ruhollah Jomeini, Sahifih-ye Imam, (Teherán: Institute for the Compilation and Publication of Imam Khomeini’s Works), v. 20, pg. 109-111.

[vii] Mohammad Alí Amir-Moezzi, The Spirituality of Shi’i Islam (Nueva York: IB Tauris, 2011), 231.